Es domingo de este final de octubre que parece verano. Nos han cambiado la hora esta noche y no sabemos muy bien cuándo hay que almorzar hoy (¿a las 9? ¿a las 10? ¿a las 11?). Nos dirigimos al Bar El Cubo de Venta del Moro, popularmente también denominado "Los Ranas" por el apelativo familiar de los propietarios que llevan muy a gala (como debe ser). Miguel nos ofrece un revuelto recién hecho de patata, huevo y ajo que es una trilogía que no suele fallar para un almorzador compulsivo. Como ya sabéis de mi apetito voraz, decido empanar el revuelto y añadirle dos longanizas de la tierra. Así queda el medio bocadillo (medio, porque la noche anterior había sido un poco subida de tono).
Ahí lo tenéis. Como veis no va de vacío y eso que es sólo "medio" bocadillo.
Os coloco una foto más:
Se acompaña el suculento bocadillo, con un pan crujiente, encurtidos y vino rosado de la Cooperativa de Venta del Moro. También se puede acompañar de vino tinto, pues el condumio lo exige.
Se habla, se come, se bebe y se culmina con un café fuerte, típico en todos los bares de Venta del Moro que huyen de los cafés aguachados urbanitas. ¿Se culmina? ¡No! que falta un buen orujo de hierbas frío para una buena digestión.
Bien almorzados, hacemos ruta hacia uno de los más singulares monumentos naturales de Venta del Moro, que posee un término bellísimo y extenso: las Hoces del Cabriel.
Os dejo con una fotografía. El domingo almorzamos, mañana Dios dirá.
Los almuerzos de Manolo
lunes, 27 de octubre de 2014
domingo, 7 de septiembre de 2014
Almuerzo pantagruélico en Casas de Moya
Casas de Moya es una bonita aldea de Venta del Moro que está prácticamente rodeada de monte y es la pedanía más cercana a la masa forestal denominada la Derrubiada y a todas las bellezas del Cabriel. Veamos aquí unas fotos.
Aquí una vista a la Meseta de Requena-Utiel desde Casas de Moya.
Aquí vista de parte del casco urbano de la aldea.
Pues bien, nos dirigimos a Casas de Moya caminando desde Venta del Moro, unos 6 km. con un desnivel importante en altitud. Tras la caminata hay que reponer fuerzas y nos dirigimos al bar de la población donde ya nos esperaban, pues habíamos llamado la noche anterior. "¡Siéntense que está prácticamente ya están preparadas dos sartencillas!". Mientras hablamos con los vecinos de cómo iban las fiestas que se estaban desarrollando esa misma semana.
No damos créditos cuando vemos aparecer la primera sartén. Obsérvenla portada por el amigo Victorio Cárcel "El último playboy".
Toda una sartén muy cumplida de embutido, huevo y patatas. 2 sartenes y 6 comensales. Para morir. Observémosla más de cerca:
Generoso número de morcillas, longanizas y chorizo de la tierra por sartén. Pedimos vino de la casa y empezamos a meter mano a la primera sartén, mientras la segunda aterriza sobre la mesa. Ascos no le hacemos y procedemos a devorar voraz y cumplidamentente ambas.
Tanto andar para enfundarse en media hora esta cantidad de embutido.¡Ya vendrán ensaladas en otra ocasión!
Encurtidos, pan, caldo de la tierra. ¿Se puede pedir más? Pues sí, unos buenos cafés y unos orujillos. Unos se volvieron a Venta del Moro en coche y otros andando. ¡Volveremos Casas de Moya!
Aquí una vista a la Meseta de Requena-Utiel desde Casas de Moya.
Aquí vista de parte del casco urbano de la aldea.
Pues bien, nos dirigimos a Casas de Moya caminando desde Venta del Moro, unos 6 km. con un desnivel importante en altitud. Tras la caminata hay que reponer fuerzas y nos dirigimos al bar de la población donde ya nos esperaban, pues habíamos llamado la noche anterior. "¡Siéntense que está prácticamente ya están preparadas dos sartencillas!". Mientras hablamos con los vecinos de cómo iban las fiestas que se estaban desarrollando esa misma semana.
No damos créditos cuando vemos aparecer la primera sartén. Obsérvenla portada por el amigo Victorio Cárcel "El último playboy".
Toda una sartén muy cumplida de embutido, huevo y patatas. 2 sartenes y 6 comensales. Para morir. Observémosla más de cerca:
Generoso número de morcillas, longanizas y chorizo de la tierra por sartén. Pedimos vino de la casa y empezamos a meter mano a la primera sartén, mientras la segunda aterriza sobre la mesa. Ascos no le hacemos y procedemos a devorar voraz y cumplidamentente ambas.
Tanto andar para enfundarse en media hora esta cantidad de embutido.¡Ya vendrán ensaladas en otra ocasión!
Encurtidos, pan, caldo de la tierra. ¿Se puede pedir más? Pues sí, unos buenos cafés y unos orujillos. Unos se volvieron a Venta del Moro en coche y otros andando. ¡Volveremos Casas de Moya!
domingo, 24 de agosto de 2014
De almuerzo en Requena (Bar El Jardín)
¡Aquí vuelven los almuerzos de Manolo! Perdonad estos días de desconexión, pero el puerto o los puertos andan algo movidos. El viernes 22 de agosto de 2014 cumplimos una de nuestras tradiciones que no es otra que almorzar un día en el Bar El Jardín de Requena (ciudad antigua y bonita). Este almuerzo siempre lo encabeza el amigo Victorio Cárcel, alias "El último playboy" (en la imagen a la izquierda). Hoy sólo somos cuatro, pues a uno lo tenemos trabajando y otro en Ronda.
Es de sabios empezar el almuerzo, cuando éste va a ser copioso, de una forma suave para preparar el estómago y la cabeza a lo que venga. Así pues, se nos sirve un rico tomate con su buen aceite de oliva y olivas rotas. Cuando hicimos la foto ya llevábamos la mitad del plato digerido. Elegimos de primer vino un Enterizo rosado.
Seguimos con un buen pulpo a feira suave, suave, como debe ser.
El estómago se va acostumbrando a la cuchipanda y entre charla y charla sobre temas diversos (contenedores, violines, mujeres, filosofía presocrática...) aparece unas sepiecitas para seguir con los frutos de la mar.
Los motores van calentándose y obviamente el buen jamón y queso debe aparecer (y aparece) junto con pan y su tomate. Vamos a por la segunda botella: un rosado de El Parreño (nos convence más).
Pero el remate final viene con una excelsa carrillada, en su pleno punto, que se deshacía en la boca. Una carrillada de 10. ¡Pero qué fallo! La devoramos sin hacerla la foto.
Después nuestros cafés y un excelente orujo frío de hierbas que Miguel siempre tiene a disposición.
Hoy hemos almorzado, mañana Dios dirá.
Es de sabios empezar el almuerzo, cuando éste va a ser copioso, de una forma suave para preparar el estómago y la cabeza a lo que venga. Así pues, se nos sirve un rico tomate con su buen aceite de oliva y olivas rotas. Cuando hicimos la foto ya llevábamos la mitad del plato digerido. Elegimos de primer vino un Enterizo rosado.
Seguimos con un buen pulpo a feira suave, suave, como debe ser.
El estómago se va acostumbrando a la cuchipanda y entre charla y charla sobre temas diversos (contenedores, violines, mujeres, filosofía presocrática...) aparece unas sepiecitas para seguir con los frutos de la mar.
Los motores van calentándose y obviamente el buen jamón y queso debe aparecer (y aparece) junto con pan y su tomate. Vamos a por la segunda botella: un rosado de El Parreño (nos convence más).
Pero el remate final viene con una excelsa carrillada, en su pleno punto, que se deshacía en la boca. Una carrillada de 10. ¡Pero qué fallo! La devoramos sin hacerla la foto.
Después nuestros cafés y un excelente orujo frío de hierbas que Miguel siempre tiene a disposición.
Hoy hemos almorzado, mañana Dios dirá.
jueves, 3 de abril de 2014
Almuerzo campero
¡Menudo sábado! La verdad es que lo enfrenté con ganas, aunque empecé con algo de pereza y no acudí a las 9 a tomar el cortado con los amigos. Desayuné en casa y antes de salir a la casa de campo donde había quedado con mis amigos digerí un bocata de carne de la orza por aquello de que no se puede acudir a ningún sitio con hambre. ¡Qué sorpresa cuando llegué a la casa de campo! Mis amigos acababan de sacar de las parrillas embutido de Venta del Moro asado con leña de almendro y cepas. ¡Qué delicia!
Ahí está: sus morcillas, güeñas, longanizas, chorizo y tocino. ¿Gustan? Ah! Y que no falte...
el ajoaceite magníficamente realizado por uno de los amigos. Y aquí algunos de los comensales y el inseparable vino:
Antes de empezar a hacer la comida, que es el condumio que sigue al almuerzo, fuimos al bar de la aldea venturreña de Casas del Rey donde hicimos nuestra primera digestión con un café y orujo de hierbas.
Pero ¿qué no estaba esperando?
Exactamente, un cabrito de pocos días criado en Aliaguilla (Cuenca). Helo aquí.
Se cortó, aliñó, especió y ¡al fuego!
Cabrito exquisito. A pequeños trozos que se deshacían en la boca. ¡Qué delicia! Como sabéis de mis anchas tragaderas, por si era poco lo que había comido hasta el momento, me tomé dos platos de cabrito sazonados con vino de Venta del Moro.
Finalmente, la digestión fue el orujito de hierba y un buen cubata cubano de ron negro Legendario y coca-cola. ¿Se le puede pedir algo más a este mundo?
Ahí está: sus morcillas, güeñas, longanizas, chorizo y tocino. ¿Gustan? Ah! Y que no falte...
el ajoaceite magníficamente realizado por uno de los amigos. Y aquí algunos de los comensales y el inseparable vino:
Antes de empezar a hacer la comida, que es el condumio que sigue al almuerzo, fuimos al bar de la aldea venturreña de Casas del Rey donde hicimos nuestra primera digestión con un café y orujo de hierbas.
Pero ¿qué no estaba esperando?
Exactamente, un cabrito de pocos días criado en Aliaguilla (Cuenca). Helo aquí.
Se cortó, aliñó, especió y ¡al fuego!
Cabrito exquisito. A pequeños trozos que se deshacían en la boca. ¡Qué delicia! Como sabéis de mis anchas tragaderas, por si era poco lo que había comido hasta el momento, me tomé dos platos de cabrito sazonados con vino de Venta del Moro.
Finalmente, la digestión fue el orujito de hierba y un buen cubata cubano de ron negro Legendario y coca-cola. ¿Se le puede pedir algo más a este mundo?
lunes, 10 de marzo de 2014
Almorzando en Venta del Moro
"Contra el estrés, en vez de una morcilla, tres" (Victorio Cárcel Pedrón).
Queridos amigos y simpatizantes del blog: siento que os haya dejado dos semanas semi-abandonados, pero trabajo obliga y mis pantagruélicos almuerzos de fin de semana han tenido que esperar. Este fin de semana me he desquitado y he almorzado por partida doble con tarde de toros incluida. El sábado acudimos a un clásico, el Bar Cervera en Venta del Moro (el más antiguo del pueblo). Tenía ganas de ingerir entre pecho y espalda su típico bocadillo de luengas dimensiones de tortilla de jamón con lomo. Helo aquí:
Un amigo optó por otro clásico, el de sepia que es tratado magníficamente en este bar (se deshace en la boca). Aquí tienen al interfecto:
Apetitoso verdad. Aunque regamos el almuerzo bien con vino de la Venta, como había que desquitarse de estos fines de semana de abstemios, nos bebimos 3 chupitos de orujo y pacharán por cabeza y empezamos a hacer banderitas.
Bonita combinación ¿Verdad?
Al día siguiente, nos dirigimos al Bar El Cubo de Venta del Moro ubicado junto a la Casa de la Cultura. Lo bueno es que aunque es domingo, el pan lo hacen ellos y sale bastante bueno. Opto por mi tortilla, pero con un pincho que elaboran muy bien, mientras mi compañero se apunta a una sabrosa sepia que alcanza su plenitud cuando se junta con el aceitillo y el pan crujiente.
¿Gustan? ¡Si no fuera por estos momentos! Como el día anterior abusamos con el orujo, sólo pedimos un chupito y nos preparamos para hacer la paella y llegar a tiempo a la plaza de toros de Valencia donde nos esperan los Adolfo Martín.
¡Nos vemos en los bares!
Queridos amigos y simpatizantes del blog: siento que os haya dejado dos semanas semi-abandonados, pero trabajo obliga y mis pantagruélicos almuerzos de fin de semana han tenido que esperar. Este fin de semana me he desquitado y he almorzado por partida doble con tarde de toros incluida. El sábado acudimos a un clásico, el Bar Cervera en Venta del Moro (el más antiguo del pueblo). Tenía ganas de ingerir entre pecho y espalda su típico bocadillo de luengas dimensiones de tortilla de jamón con lomo. Helo aquí:
Un amigo optó por otro clásico, el de sepia que es tratado magníficamente en este bar (se deshace en la boca). Aquí tienen al interfecto:
Apetitoso verdad. Aunque regamos el almuerzo bien con vino de la Venta, como había que desquitarse de estos fines de semana de abstemios, nos bebimos 3 chupitos de orujo y pacharán por cabeza y empezamos a hacer banderitas.
Bonita combinación ¿Verdad?
Al día siguiente, nos dirigimos al Bar El Cubo de Venta del Moro ubicado junto a la Casa de la Cultura. Lo bueno es que aunque es domingo, el pan lo hacen ellos y sale bastante bueno. Opto por mi tortilla, pero con un pincho que elaboran muy bien, mientras mi compañero se apunta a una sabrosa sepia que alcanza su plenitud cuando se junta con el aceitillo y el pan crujiente.
¿Gustan? ¡Si no fuera por estos momentos! Como el día anterior abusamos con el orujo, sólo pedimos un chupito y nos preparamos para hacer la paella y llegar a tiempo a la plaza de toros de Valencia donde nos esperan los Adolfo Martín.
¡Nos vemos en los bares!
lunes, 24 de febrero de 2014
Almorzando en el Teruel medieval
"Teruel bien vale un almuerzo"
Amigos: había fiesta en Teruel y allí veis a vuestro Manolo, en la ciudad del mudéjar, dejándose llevar por esta fiesta medieval que conmemora el eterno amor entre Isabel de Segura y Diego de Marcilla (los amantes de Teruel). ¡Qué boda sin la tía Elvira!
Pues bien, toda la ciudad se viste al estilo del siglo XII en una jornada espectacular. Todo es medieval, incluso los embutidos a la brasa con los que poso acompañado de un amigo.
Vamos a verlo con más detalle:
¡Qué rico! Pero este embutido necesita su buen pan, quizás éste valga:
Los embutidos como entrante no está mal, pero el cuerpo requiere viandas más recias. ¿Qué os parece este jamón a las brasas? ¿Apetece?
Y, ¡cómo no!, la delicia entre las delicias, el cochinillo a las brasas, manjar de dioses.
Os aconsejo que vengáis a esta fiesta medieval, porque además Teruel es una verdadera maravilla como atestigua esta foto espectacular del fotógrafo CIACE.
O cualquiera de las increíbles torres mudéjares o edificios modernistas.
Amigos: había fiesta en Teruel y allí veis a vuestro Manolo, en la ciudad del mudéjar, dejándose llevar por esta fiesta medieval que conmemora el eterno amor entre Isabel de Segura y Diego de Marcilla (los amantes de Teruel). ¡Qué boda sin la tía Elvira!
Pues bien, toda la ciudad se viste al estilo del siglo XII en una jornada espectacular. Todo es medieval, incluso los embutidos a la brasa con los que poso acompañado de un amigo.
Vamos a verlo con más detalle:
¡Qué rico! Pero este embutido necesita su buen pan, quizás éste valga:
Los embutidos como entrante no está mal, pero el cuerpo requiere viandas más recias. ¿Qué os parece este jamón a las brasas? ¿Apetece?
Y, ¡cómo no!, la delicia entre las delicias, el cochinillo a las brasas, manjar de dioses.
Os aconsejo que vengáis a esta fiesta medieval, porque además Teruel es una verdadera maravilla como atestigua esta foto espectacular del fotógrafo CIACE.
O cualquiera de las increíbles torres mudéjares o edificios modernistas.
miércoles, 12 de febrero de 2014
Almuerzo en el bar de la piscina de Jaraguas
En verano solemos frecuentar un simpático bar que se instala en la piscina de Jaraguas en un sitio muy agradable. Suele haber bastante gente almorzando y la variedad de posibles condumios interesantes. Hoy pedimos unas cazuelas de patatas con dos huevos per cápita y cortadas de jamón a la plancha. Las vemos con mi amigo Fernando Jesús:
Lo dado (u obligado) en Jaraguas es almorzar regando bien lo pedido con un vino rosado fresco de la propia bodega cooperativa que está enfrente de la piscina. Todo ello con su necesario café y orujo de hierbas para rematar la faena.
Pero como hay que pensar en lo que queda de día, pasamos por el horno y adquirimos uno de sus afamados bollos, no sea que nos entre hambre en la vuelta.
Jaraguas es una aldea de Venta del Moro muy cercana a la Autovía 3 cuya entrada está flanqueada por la siempre rebosante Fuente Amparo, un bonito lavadero y una chopera impresionante.Aquí unas imágenes:
Y si tenéis ganas id a las salinas que están cerca del casco urbano. En verano tórridos aún se puede apreciar la sal que deja el agua de la zona.
¡Nos vemos y recordad que el almuerzo es de las tareas más interesantes que tiene el día!
Lo dado (u obligado) en Jaraguas es almorzar regando bien lo pedido con un vino rosado fresco de la propia bodega cooperativa que está enfrente de la piscina. Todo ello con su necesario café y orujo de hierbas para rematar la faena.
Pero como hay que pensar en lo que queda de día, pasamos por el horno y adquirimos uno de sus afamados bollos, no sea que nos entre hambre en la vuelta.
Jaraguas es una aldea de Venta del Moro muy cercana a la Autovía 3 cuya entrada está flanqueada por la siempre rebosante Fuente Amparo, un bonito lavadero y una chopera impresionante.Aquí unas imágenes:
Y si tenéis ganas id a las salinas que están cerca del casco urbano. En verano tórridos aún se puede apreciar la sal que deja el agua de la zona.
¡Nos vemos y recordad que el almuerzo es de las tareas más interesantes que tiene el día!
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